El hipotiroidismo autoinmune y la tiroiditis de Hashimoto desde la medicina biológica
La tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad que con frecuencia causa hipotirioidismo autoinmune. Esta enfermedad provocada por un funcionamiento irregular de la glándula tiroidea, tiene una incidencia de 3-6 casos / 10.000 personas al año. Como consecuencia de la disminución de las hormonas tiroideas, la secreción de TSH aumenta en un intento de conseguir que el tiroides trabaje al máximo para recuperar el nivel normal de hormonas tiroideas, situación que no consigue cuando el hipotiroidismo aparece.
En consecuencia, el hipotiroidismo se caracteriza por una disminución global de la actividad orgánica que afecta a funciones metabólicas, neuronales, cardiocirculatorias, digestivas, etc…
Síntomas de la tiroiditis de Hashimoto
La evolución de la enfermedad es habitualmente lenta y progresiva. Es muy frecuente padecerla sin síntomas durante años y solo ser consciente de ello al observar la tiroides agrandada. Con el tiempo, los síntomas se relacionan con una disminución en la actividad funcional de todos los sistemas del organismo.
Los más clásicos de la tiroiditis cónica son: cansancio, intolerancia al frío, apatía e indiferencia, depresión, disminución de memoria y de la capacidad de concentración mental, piel seca, cabello seco y quebradizo, fragilidad de uñas, palidez de piel, aumento de peso, estreñimiento, somnolencia excesiva así como estados de depresión y enfermedades psiquiátricas.
En situaciones extremas puede evolucionar hacia la insuficiencia cardiaca, la hinchazón generalizada (mixedema), insuficiencia respiratoria y abocar al coma mixedematoso con pérdida de conocimiento que conlleva un alto grado de mortalidad.
Causas de la tirioiditis de Hashimoto
La causa más frecuente de hipotiroidismo autoinmune es la tiroiditis de Hashimoto que da lugar a una destrucción progresiva del tiroides como consecuencia de fenómenos de autoinmunidad. Es como si el organismo no reconociera al tiroides como propio y entonces procediera a su destrucción por medio de anticuerpos que produce el sistema inmune.
Aunque no se puede determinar una causa de la tiroiditis crónica, sí que hay diferentes factores de riesgo:
- Factores genéticos o antecedentes familiares
- Trastornos endocrinos previos provocados por el sistema inmunitario
- Síndrome autoinmunitario poligrandular.
¿Quién puede padecer tiroiditis de Hashimoto?
Al igual que el resto de enfermedades del tiroides, la tiroiditis de Hashimoto tiene más incidencia entre las mujeres, especialmente a partir de los 40-50 años, afectando al 10 por ciento de la población femenina por debajo de los 45 años y al 20 por ciento por encima de esa edad. El postparto es igualmente propenso a la aparición de esta enfermedad. No obstante, esta enfermedad puede darse igualmente en otras edades y en hombres.
La cirugía de tiroides y la aplicación de yodo radioactivo representan factores de riesgo a la hora de padecer hipotiroidismo, lo que obliga a controlar evolutivamente la función tiroidea en estos casos. Los recién nacidos de madres hipertiroideas, hayan recibido o no tratamiento antitiroideo durante la gestación, deben ser examinados, pues podrían padecer hipotiroidismo autoinmune.
Además, las personas con presencia de anticuerpos antitiroideos (antimicrosomales, antitiroglobulina) tienden a desarrollar con el tiempo alteraciones de la función tiroidea, por lo que deben someterse a exámenes de forma periódica.
¿Cómo se trata la tiroiditis de Hashimoto?
El tratamiento de la tiroiditis de Hashimoto consiste en el restablecimiento del buen funcionamiento de la glándula tiroides. La forma más estable y eficaz de conseguirlo es administrar tiroxina (T4), pues posee una vida prolongada y en el organismo se transforma en parte en T3 con lo que no es necesario reemplazar esta última hormona.
Existen fármacos que contienen 50 o 100 microgramos por comprimido. La dosis se administra por vía oral una vez al día en ayunas. Una vez establecida la dosis adecuada por el médico, los controles que permiten el ajuste de la dosis se basan en la evaluación clínica y la determinación de T4 y TSH.
Salvo contadas excepciones, el hipotiroidismo primario es una enfermedad crónica, lo que obliga a tomar tratamiento de por vida. No obstante, con la dosis adecuada los pacientes hipotiroideos no poseen limitación alguna para sus actividades.
La medicina biológica por su parte, aborda la tiroiditis de Hashimoto centrándose en la regularización del correcto funcionamiento del sistema inmune mediante técnicas de medicina regenerativa para recuperar el tejido obteniendo así, grandes resultados científicamente demostrados.