Esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune, crónica, neurológica y degenerativa que afecta al sistema nervioso central. Aparece cuando las células del sistema inmunitario, los linfocitos, atacan por error a la mielina de los nervios.

La mielina es una sustancia compuesta por proteínas y grasa que cubre y protege las células nerviosas facilitando la conducción de los impulsos nerviosos. Por eso cuando los linfocitos atacan la mielina, los nervios pierden su funcionalidad, se produce una interrupción en la conducción de esos impulsos nerviosos y al no llegar éstos al cerebro, esto se traduce en diferentes síntomas para el paciente. Esos ataques del sistema inmunitario a la mielina se conocen como brotes.

No obstante, y aunque enfrentarse a un diagnóstico de esclerosis múltiple puede ser difícil al principio, la mayor parte de quienes la padecen aprenden a vivir y convivir con ella.

La mayor parte de las personas con esclerosis múltiple continúan trabajando y manteniendo una vida social activa.

Síntomas de la esclerosis múltiple

Por su propia naturaleza, la esclerosis múltiple puede afectar a cualquier zona del sistema nervioso central y originar síntomas totalmente diferentes en cada persona, lo cual dificulta su diagnóstico. Algunos de los síntomas más comunes, son:

  • Musculares: falta de equilibrio y coordinación, entumecimiento o espasmos musculares, pérdida de sensibilidad en las extremidades, dolores, dificultad para caminar o mover brazos y piernas.
  • Intestinales: alteraciones en el sistema urinario o digestivo como estreñimiento.
  • Oculares: como visión doble o pérdida de visión.
  • Neurológicos: como pérdida de memoria y depresión.
  • Sexuales: problemas de erección.
  • Orales: como un lenguaje difícil de entender o problemas para masticar. La fatiga crónica es también un síntoma muy común en la esclerosis múltiple.

Estos síntomas pueden aparecer y desaparecer, manifestarse en distintas combinaciones y pueden ser leves, moderados o severos.

Causas de la esclerosis múltiple

Como sucede con otras enfermedades autoinmunes, no se terminan de conocer las causas que provocan la esclerosis múltiple pero sí se tiene constancia de que existen factores de riesgo que aumentan las posibilidades de padecer esta enfermedad:

  • Mujeres de entre 16 – 65 años: es el perfil que más se repite entre quienes padecen esta enfermedad.
  • Carga genética: el riesgo de padecer esclerosis múltiple aumenta si padres o hermanos han padecido o padecen la enfermedad.
  • Infecciones víricas.
  • Falta de exposición solar traducida en una falta de vitamina D.
  • Tabaquismo.

Tipos de esclerosis múltiple

Existen diferentes tipos de esclerosis múltiple en función de la evolución de la enfermedad. Así, hay personas en las que los síntomas aparecen y desaparecen en forma de brotes, y otras en las que los síntomas aparecen progresivamente.

  • Esclerosis múltiple remitente-recurrente

    Es el tipo de esclerosis múltiple más habitual. Los síntomas después de un brote disminuyen o desaparecen durante un periodo que puede ir de días a meses. Los síntomas varían en función de la zona del sistema nervioso central afectado.

  • Esclerosis múltiple primaria progresiva

    La esclerosis múltiple primaria progresiva es un tipo de esclerosis progresiva que normalmente afecta al movimiento de las extremidades y la fuerza motora. Tiene una incidencia por igual en hombres y mujeres.

  • Esclerosis múltiple secundaria progresiva

    Aproximadamente el 25% de los enfermos que padecen esclerosis múltiple remitente-recurrente sufren un empeoramiento neurológico progresivo que deriva en este tipo de esclerosis múltiple.

  • Esclerosis múltiple progresiva recurrente

    Este tipo de esclerosis, la menos común, se caracteriza por tener una progresión continua sin remisiones.
     
    Existen hasta cuatro tipos distintos de esclerosis múltiple en función de la evolución de la enfermedad.

Tratamiento de la esclerosis múltiple

A la hora de abordar la esclerosis múltiple, existen dos tipos de tratamientos que se complementan entre sí: los tratamientos farmacológicos y los tratamientos rehabilitadores.

Los tratamientos farmacológicos buscan modificar el cuso de la enfermedad, bien sea reduciendo la frecuencia y severidad de los brotes; acelerando la recuperación tras un brote o tratando los síntomas asociados a la enfermedad.

Por su parte, los tratamientos rehabilitadores pretenden conseguir una recuperación neurológica y funcional.

Aunque la esclerosis múltiple no cuenta con una cura definitiva, existen tratamientos con los que aliviar los síntomas y frenar la evolución de la enfermedad.